C. S. Lewis planteó una tríada que nos pone contra las cuerdas. O Jesús fue un loco que afirmó ser Dios, y debemos dejarlo a un lado con compasión. O fue un farsante que mintió, y en ese caso debemos rechazarlo y denunciar esa mentira. O al decir que era Dios no mentía, y debemos entonces acatar lo que nos dice. La pretensión de Jesús, ¿cuál era su verdadero alcance? ¿Cómo se presentó Jesús ante los demás? Esa es la pregunta que debemos hacernos.
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